En tiempos de Pisístrato, y con motivo del culto a Dionisio,
se ordenaron llevar a cabo las primeras celebraciones en su honor.
Estas ceremonias comprendían representaciones de mimos,
danzas y otros juegos musicales, que significaron las primeras manifestaciones
teatrales en Atenas. Primeramente fue un humilde templo, luego se instalaron
graderíos de madera, hasta que con el paso del tiempo se levantó un gran
anfiteatro de mármol.
Para disimular la escena de la parte exterior, había un
pórtico de columnas. Como siempre ha habido clases, la primera fila de las
gradas estaba reservada tan sólo a los atenienses ilustres, con cómodos
asientos de mármol, en su mayoría aún conservados y un altar central consagrado
a Dionisio. Rodeada por éstos, se situaba la orquestra donde se situaba el
coro, y entre los dos un pasillo, que servia de protección en los combates de
gladiadores en tiempos romanos.
La importancia histórica del Teatro de Dionisio es
grandísima, ya que en el se representaron obras de mucha relevancia, como
legendarias tragedias de Sófocles, Eurípides, Esquilo, o Aristófanes entre
otros. Es un lugar imprescindible de visitar y admirar en toda su belleza.
Tal y como se ve hoy es fruto de una labor de restauración
llevada a cabo entre 1926 y 1932.
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